Néstor Palmerola: de Formosa, el Maradona del norte

Néstor Palmerola: de Formosa, el Maradona del norte

En medio de la fiebre maradoniana que despertó el desembarco de Diego Armando Maradona en La Plata, como nuevo entrenador de Gimnasia y Esgrima, San Martín de Formosa, desde el norte del país, levanta la mano para recordar que en esas tierras, además del que es de todos, tienen al suyo. Néstor Palmerola, ídolo del Franjeado, fue futbolista, entrenador, volvió del retiro para obtener un histórico ascenso al entonces denominado Argentino B y, hoy día, es director deportivo de la institución. “Antes me molestaba un poco porque lo veía como una especie de burla. Pero Guaraní de Paraguay, por ejemplo, me llevó por ese apodo. Y hoy valoro mucho lo que me ha dado. Los chicos me reconocen de esa forma”, confiesa quien, en paralelo a sus funciones en el club, realiza acciones benéficas. Su historia, su presente, su vínculo con San Martín y más, en esta charla con Interior Futbolero.

Corría 2012 y San Martín de Formosa no vivía un buen momento. Tras varios intentos frustrados, el ascenso no se daba y la situación deportiva de aquel entonces era completamente opuesta a lo deseado. Néstor Palmerola, quien se crió a cuadras de la institución, realizó infantiles e inferiores hasta debutar en Primera División con el Franjeado, se erigió como ídolo futbolístico y partió hacia nuevos horizontes para vestir las camisetas de Racing de Córdoba, Sportivo Patria, Sol de América y Guaraní de Paraguay, había asumido como entrenador del equipo poco tiempo atrás. Sin embargo, sintió que, a pesar de haber tomado la decisión de colgar los botines, debería desempolvarlos para reutilizarlos y ayudar, desde adentro de la cancha, al club de sus amores. “Cuando me tocó la posibilidad de dirigir, yo había terminado la carrera de entrenador en 2011 y veía que todavía no perdía el hábito del jugador. Hasta que un día le dije a mi suegra -Griselda Cardozo, presidenta de San Martín- que quería hacer la pretemporada. Y si bien cuando estaba al frente del plantel corría con los jugadores y hasta me quedaba a patear tiros libres, tenía ganas de entrenar. Todos me dijeron que estaba loco”, recuerda el hijo pródigo del fútbol formoseño. Y en el contexto que le propone su actualidad en el club que él mismo define como su familia, cuenta: “Yo me sumé cuando estábamos peleando por evitar el descenso y me incorporé como director deportivo de cara a esta pretemporada. A su vez, tengo una escuela de fútbol. Ahí intento enseñarles a los chicos que no todo es ganar. Algunos tendrán la dicha de llegar a ser profesionales, pero lo más importante es que sean buenas personas”.

Interior Futbolero: ¿Cómo nació tu relación con San Martín de Formosa?

Néstor Palmerola: Tengo la suerte de ser nieto y bisnieto de socios fundadores del club. Gracias a este bendito deporte también tengo una familia. Como siempre digo, estar ligado a la institución después de haber dejado de jugar profesionalmente es un gusto inmenso. Lo sigo disfrutando y seguimos ayudando a través de una pelota. Yo me inicié en el club porque nací en el barrio San Francisco. Cuando iba a la escuela, salía, agarraba la pelota y me venía al club. Y mi abuela venía a buscarme para llevarme a la casa. Pero San Martín ya era mi casa.

IF: Tu recorrido en el club te aportó todo tipo de experiencias. ¿Aquel ascenso de 2012, en tu regreso a las canchas después del retiro y de ser entrenador, fue diferente a cualquier otra?

NP: La verdad es que tuve la bendición de Dios que me permitió, a mis 34 años, lograr un ascenso con San Martín y cumplir ese sueño. Siempre estaré agradecido al fútbol y a la profesión por esa posibilidad. Si bien pasé etapas muy lindas, también tuve golpes en la vida. He perdido allegados y personas importantes en mis mejores momentos. Pero siempre sé que no puedo quejarme de nada. A mí, desde muy joven, me inculcaron que disfrute cada momento y que la carrera del futbolista profesional es breve. Futbolista puede ser cualquiera, pero profesionales, muy pocos. Y el profesionalismo me ha ayudado mucho. He podido ayudar a mi familia, hermanos, mis viejos y mucha gente. Y hoy lo sigo haciendo porque de la forma que puedo. 

IF: ¿Cuán importante fue aquel ascenso al Argentino B para tu carrera y la institución?

NP: Aquel fue un objetivo importante para toda Formosa porque hoy, tiempo después, nos encontramos como el único representante de la provincia. El fútbol local, en todas las provincias, está muy goleado. Económicamente también se ha dañado mucho. Hay muchos clubes que están muy heridos, con estructuras importantísimas, que tienen que jugar la liga local. Nosotros tenemos la suerte de que el club crece sin parar y hoy hasta tenemos un predio. En 2012, después del ascenso al Argentino B, fue un camino muy difícil el que nos tocó recorrer. Económicamente no estábamos a la altura y, para no endeudarnos, éramos muy realistas y jugábamos con chicos de acá. No podíamos contar con jugadores de renombre o experiencia y así estuvimos durante bastante tiempo. Hasta que en determinado momento pudimos, con gente de Formosa, dar el salto tan ansiado. Somos muy agradecidos porque el Dr. Ibáñez y el gobernador Gildo Insfrán aman el deporte y ayudan a mantener esta estructura.

IF: Y, en ese entonces, ¿cómo pasaste de anunciar tu retiro a ser entrenador y, al tiempo, volver a calzarte los botines?

NP: Cuando estaba al frente del plantel, en 2012, corría con ellos y hasta me quedaba a patear tiros libres, pero le dije a mi suegra -Griselda Cardozo- que tenía ganas de hacer la pretemporada. Y me dijeron que estaba loco. Aún así, le comenté a Griselda que yo podía aportar algo más al club desde dentro del campo de juego. Le pedí que me dejara intentarlo y me respondió que San Martín es mi casa. Y hasta hoy día siempre me lo dice. Me levantaba a las cinco de la mañana para salir a correr y tuve la suerte de ponerme los cortos otra vez y jugar con un nivel que dejó sorprendidos a muchos y hasta a mí mismo. Yo practicaba solo a la madrugada y, en los horarios de entrenamiento, venía y practicaba con mis compañeros. Así llegó un punto en que me había puesto muy bien físicamente. Tal fue así que Patria, que estaba en el Argentino A, me contactó y me llevó como refuerzo después del ascenso al Argentino B con San Martín. Al tiempo, tuve la desdicha de romperme los cruzados durante ese año en Patria. Pero si pasan las cosas es por algo. Tuve que dejar el fútbol durante un año y estuve con una férula, sin operarme. Pero hoy, si me ves, la rodilla está perfecta y sin haberme operado. Hasta juego al fútbol con los chicos.

IF: La noticia de ese tiempo no sólo fue el ascenso de San Martín, sino también el regreso a las canchas del Maradona del norte. ¿Cómo surgió ese apodo y cómo te llevás con la responsabilidad que implica?

NP: Cuando se televisaba el Federal A viejo, los de la transmisión de América Sports fueron los que me pusieron el apodo del Maradona del norte. Antes me molestaba un poco porque lo veía como una especie de burla. Pero Guaraní de Paraguay, por ejemplo, me llevó por ese apodo. Y hoy valoro mucho lo que me ha dado. Los chicos me reconocen de esa forma. Si bien yo manejo las dos piernas, soy más derecho que zurdo. Y tenía los rulos. Pero nunca me la creí. Siempre tuve y mantuve los pies sobre la tierra. Por eso mismo muchas veces me molestaba. Porque es un apodo muy pesado y por la burla de mucha gente me ha tocado pasarla mal. En el Argentino de antes iban a cagarte a patadas y a dártela en donde más te doliera. Pero hoy día lo disfruto porque es un apodo pesado, pero al que le estoy muy agradecido. La figura de Diego, para los argentinos, es muchísimo.
IF: Y a vos, que cargás con su nombre como apodo, ¿te movilizó su vuelta al fútbol argentino?

NP: Hoy me pone contento verlo disfrutar dentro de un campo de juego por todo lo que representa y nos ha dado para el fútbol argentino. Yo estoy hablando desde un lugarcito del país en el que estamos lejísimos, para nosotros Maradona se merece esto y mucho más. Nadie puede juzgar a nadie. Estuve en Brown de Arrecifes y tuve la oportunidad de hacer una pretemporada con Hugo Maradona, el hermano de Diego. Y en Patria, en 2005, vino Dani López Maradona con Adrián Álvarez, el sobrino de Diego. Y yo era tan humilde que no tenía para comprarme botines. Tenía una beca, ni siquiera sueldo. Pero Dani López era sponsorizado y tenía vouchers de ropa. Me acuerdo de que yo era el cuarto enganche detrás de ellos y terminé, en el tercer partido, como titular. Y un día me dijo: “Ídolo, ¿vos no tenés botines?”. Y le dije que no, que el club no me daba nada. Y él me regaló, en aquel tiempo, cuatro pares de botines. Tres Dani López y uno Adrián Álvarez, con quien hoy mantengo una linda relación. Y cuando era chico, tuve la fortuna de que, cuando vino con Boca para jugar un partido amistoso contra Cerro Porteño en Formosa, yo estuve de alcanza pelotas. Pero al haber tanto revuelo, no tuve la suerte ni la posibilidad de poder sacarme una foto. Ojalá algún día tenga la suerte de poder pasarle la mano nada más. Nunca pierdo la esperanza.

IF: ¿Es cierto que sos el único jugador formoseño al que le realizaron un partido homenaje?

NP: Una vez que colgué los botines, me junté con Gervasio Núñez, el Yacaré, porque tenemos amigos en común y ellos son de Potrero Norte. Y ellos, con su familia, me brindaron un homenaje cuando me retiré del fútbol. Me siento muy agradecido a la familia de Gervasio porque nunca en Formosa se había hecho un homenaje a un futbolista. Yo vengo a mirar infantiles, inferiores y hasta vóley, porque tengo cuatro nenas maravillosas que juegan en el club. Y un día vino Gervasio y me dijo que por lo que hacía y demostraba merecía un homenaje. Así que se pusieron en campaña y me organizaron un espectáculo tremendo. Trajeron amigos con los que había compartido campos de juego que no veía hacía años. Ese día, en 2015, me sentí muy emocionado. Y ahí empezó mi idea de poder ayudar a muchos chicos de comedores, capillas y hospitales.

IF: ¿De qué se trata el proyecto solidario que encabezás?

NP: Yo hago dos o tres eventos solidarios por año. Y no cobramos entradas sino que pedimos alimentos y distintas donaciones. Y he tenido gente que, anónimamente, ha donado plata en efectivo. Fue así como se terminaron de realizar acciones importantes.  En julio hice dos y en diciembre haré uno o dos más. La verdad es que es muy lindo. Yo, si bien a través de la figura en la que me toca estar en San Martín, sé que el club ayuda mucho porque Griselda me facilita muchas cosas, tengo que ser agradecido a la gente que dona y trata de ayudar. Todos los días me hacen llegar donaciones a mi casa y al club. Se puede ayudar a mucha gente. Estoy muy contento y emocionado porque tengo la suerte de que muchos chicos que juegan profesionalmente, acá en Formosa y en el interior, nos dan la posibilidad de realizar acciones benéficas. 

IF: Hoy, desde tu cargo de director deportivo, ¿cuánto y en qué percibís que cambió San Martín?

NP: El club estaba en remate cuando lo agarró Griselda. Se caía a pedazos. Creo que su paso fue importantísimo y está a la vista de todos los que conocen el club y los que vienen de otros lugares a ver lo que es esta institución hoy día. Esto, para nosotros, es un sueño. Me ha tocado ver momentos de lo que fue San Martín, cuando yo era chico, la cancha no tenía murallas, tenía dos arcos, era un ripio, había piedras y vidrios en el campo de juego. Aunque sea la canchita más chica del torneo, tiene un campo de juego impresionante y es un espectáculo. Por suerte, pudimos dar ese salto hacia el profesionalismo. He vivido momentos muy difíciles, en los que no se ha cobrado sueldo y a los jugadores, después de cada partido, apenas nos daban un matecocido con tortas fritas. Y ahora nos damos el lujo de otorgarles a los chicos de inferiores e infantiles un refrigerio, un buen asado o unas pastas. Nos esforzamos por hacerles sentir a los jugadores que tanto el chico de infantiles como el del plantel profesional tienen el mismo derecho. El que usa la diez en infantiles vale lo mismo que el que la usa en el Federal A. Y los tratamos de esa forma a todos. Es el camino que nos enseñó Griselda. Hay un grupo de trabajo importantísimo en el club.

IF: ¿Qué es San Martín de Formosa para el Maradona del norte?

NP: San Martín es mi casa. Todos decimos que tenemos nuestra casa y tenemos el club. Pero no. Para mí, mi casa es San Martín. Yo nací a cuadras del club. Siempre digo y pongo el ejemplo de que disfruto cada momento de la vida porque, como deportista, me ha tocado estar allá arriba y también abajo. Trato de transmitirles eso mismo a los jugadores. Que disfruten de esto. Que no lo tomen como casi todos, que viven acelerados, que no disfrutan de nada. Que valoren la familia y el hecho de poder viajar. Se hace un esfuerzo terrible para poder viajar y concentrar en hoteles de buen nivel. Es un lujo y un sueño poder hacer esto. Y hoy, por suerte, Griselda me está dando esta oportunidad y esta libertad. Ella siempre me dice que San Martín es mi casa y así lo siento.

Fuente: Interior Futbolero